viernes, 9 de septiembre de 2011

Amelie


Me gusta mirar hacia atrás en la oscuridad  y ver la cara de los espectadores. 
También me gusta descubrir los detalles que nadie mas ve.
En cambio odio las viejas películas cuando el que conduce nunca mira la carretera. 
Amelie no tenia un hombre en su vida, lo había intentado pero el resultado  nunca había estado a la altura de sus espectativas.
En cambio cultiva el gusto por los pequeños placeres, hundir la mano en un saco de legumbres, 
partir el caramelo quemado de la crema catalana con la cucharilla, y hacer rebotar las piedras en el canal Saint Marthin.
Él , es el hombre de cristal, debido a una enfermedad congénita sus huesos se parten como el cristal, por eso todos sus muebles están acolchados.
Un apretón de manos le podría triturar los metacarpos. Lleva veinte años sin salir de casa.
El tiempo no ha cambiado nada, Amelie sigue refugiada en su soleada. Se divierte haciéndose preguntas idiotas sobre la ciudad que se extiende ante sus ojos, 
por ejemplo ,¿cuantas parejas tendrán un orgasmos en ese mismo instante? 15!
Y por fin, llegamos a la noche del treinta de agosto de mil novecientos noventa y siete , donde tiene lugar  el acontecimiento que cambiara la vida de Amelie Glienke...

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